Hace dos días que se dio por terminada la Feria de Otoño en
Madrid. Lo de Feria lo digo porque es así como lo nombran la empresa y así se
lleva llamando durante bastantes años, pero no es menos cierto que de Feria
tiene poco. Lo digo especialemente por la configuración de los carteles y el
número de estos que se reduce a tres
corridas y una novillada. Por otro lado, la ausencia de figuras en estos
últimos años hace que se vaya conviertiendo más que en una feria en un “pase
por caja y renove el abono sino quiere perderlo en San Isidro”.
En cuanto a la novillada del jueves, sinceramente no me
pareció tan mala como así lo señalaron desde mundotoro.com o algún otro blogero
en artículos de opinión. Si bien es cierto que los de Fuente Ymbro no tenían
casta suficiente y eran mansos, pero señores, según está el panorama de los
novilleros en el toreo, era para que estos pongan esa “chispa” suficiente para
que el aficionado enganche con la faena que se está realizando en el ruedo. No
es un reproche de manera concreta y personal hacia los tres novilleros de esa
tarde, pero en lineas generales, se centran más en la técnica y en dar pases
que carecen de emoción y no llegan a los tendidos. Volviendo a la novillada en
cuestón, creo que ambos tienen parte de “culpa” –dicho sea esto con el mayor de
los respetos: los novilleros por ocecarse en sacar algún pase muy técnico y el
ganado por ser tan poco bravo y encastado. En resumidas cuentas, se mataron los
seis novillos y la afición salió de la plaza sin pena ni gloria.
La tarde que si llegó a los tendidos fue la del viernes. En
el artículo anterior a este ya señalaba el problema que se podía encontrar
Fandiño con matar la de Nuñez del Cuvillo. Señores, con la mayor humildad y
sabedor que me queda toda la vida por aprender del toreo, dí en el clavo de lo
que podía pasar esa tarde. Y si he dado yo en el clavo, que simplemente soy un
aficionado a la Fiesta sin tener otra vinculación o nexo personal o profesional
que me una a ella, ¿cómo no iba a saber la empresa, ganaderos o apoderados que podía
salir un petardo histórico?. El resultado fue tres Cuvillos devueltos, otros
dos que se quedaron porque el Presidente de ese día –Julio Martínez- tiene los “huevos
cuadraos” y un sobrero de Fermín Bohorquez que daba lástima verlo en el ruedo
venteño.
Para la próxima feria lo único que si pido de manera
concreta es que ese “ganaduros” no traiga sus animales a Madrid y que esta
empresa piense por unos segundos por el aficionado y se niegue rotundamente a
esta ganadería que solo provoca en el público unos cabreos increibles. Diez
toros que vimos esa tarde y un descontento generalizado, tanto por el
aficionado que estaba en el sol como el que estaba en la sombra.
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Abellán, recibiendo el cariño de Madrid. |
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Urdiales en su primero toro |
Cerraba la feria la Corrida de Adolfo Martín con Uceda,
Urdiales y Serafín Marín. La actuación del primero no merece la pena en
extendernos más que esta frase. Si bien lo merecen la faena del primer toro de
Urdiales. Faena de verdad, de ligar delante y llevar tempolado y con gusto
hasta bien atrás. Nos dejó tres naturales que fueron de un gusto y técnica
extraordinarios. Recibió como trofeo una oreja de ley, de estas que no plantean
ningún tipo de dudas tanto en la petición como en la concesión. En el segundo
de la tarde, sobrero del Puerto de San Lorenzo, no tuvo opciones de ningún
tipo, porque el animal era un “mansurrón” el cual no se dejó pegar dos pases
seguidos. Serafín Marín estuvo muy dudoso en su primer toro y eso fue apreciado
por toda la plaza. Las dudas delante del toro no son las mejores aliadas, pero
si encima estás delante de un Adolfo todavía son peores. En su segundo toro
estuvo valiente y consiguió sacar alguna tanda interesante y recibió una justa
y merecida oreja.