miércoles, 8 de octubre de 2014

El "frio" Otoño de Madrid

Hace dos días que se dio por terminada la Feria de Otoño en Madrid. Lo de Feria lo digo porque es así como lo nombran la empresa y así se lleva llamando durante bastantes años, pero no es menos cierto que de Feria tiene poco. Lo digo especialemente por la configuración de los carteles y el número  de estos que se reduce a tres corridas y una novillada. Por otro lado, la ausencia de figuras en estos últimos años hace que se vaya conviertiendo más que en una feria en un “pase por caja y renove el abono sino quiere perderlo en San Isidro”.

En cuanto a la novillada del jueves, sinceramente no me pareció tan mala como así lo señalaron desde mundotoro.com o algún otro blogero en artículos de opinión. Si bien es cierto que los de Fuente Ymbro no tenían casta suficiente y eran mansos, pero señores, según está el panorama de los novilleros en el toreo, era para que estos pongan esa “chispa” suficiente para que el aficionado enganche con la faena que se está realizando en el ruedo. No es un reproche de manera concreta y personal hacia los tres novilleros de esa tarde, pero en lineas generales, se centran más en la técnica y en dar pases que carecen de emoción y no llegan a los tendidos. Volviendo a la novillada en cuestón, creo que ambos tienen parte de “culpa” –dicho sea esto con el mayor de los respetos: los novilleros por ocecarse en sacar algún pase muy técnico y el ganado por ser tan poco bravo y encastado. En resumidas cuentas, se mataron los seis novillos y la afición salió de la plaza sin pena ni gloria.

La tarde que si llegó a los tendidos fue la del viernes. En el artículo anterior a este ya señalaba el problema que se podía encontrar Fandiño con matar la de Nuñez del Cuvillo. Señores, con la mayor humildad y sabedor que me queda toda la vida por aprender del toreo, dí en el clavo de lo que podía pasar esa tarde. Y si he dado yo en el clavo, que simplemente soy un aficionado a la Fiesta sin tener otra vinculación o nexo personal o profesional que me una a ella, ¿cómo no iba a saber la empresa, ganaderos o apoderados que podía salir un petardo histórico?. El resultado fue tres Cuvillos devueltos, otros dos que se quedaron porque el Presidente de ese  día –Julio Martínez- tiene los “huevos cuadraos” y un sobrero de Fermín Bohorquez que daba lástima verlo en el ruedo venteño.  


Para la próxima feria lo único que si pido de manera concreta es que ese “ganaduros” no traiga sus animales a Madrid y que esta empresa piense por unos segundos por el aficionado y se niegue rotundamente a esta ganadería que solo provoca en el público unos cabreos increibles. Diez toros que vimos esa tarde y un descontento generalizado, tanto por el aficionado que estaba en el sol como el que estaba en la sombra.

Abellán, recibiendo el cariño de Madrid.
 El sábado era la encerrona de Abellán con los del Puerto de San Lorenzo. Otra de las cosas que no comparto con determinados medios de prensa taurina y aficionados: creo que Abellán estuvo bien y al nivel que exigen este tipo de tardes. Hay que tener en cuenta que venía con una lesión y que ha hecho todo lo posible por luchar y estar al cien por cien y segundo, la faena que hizo en el tercer toro de la tarde estuvo muy bien y pudo ser merecedora de dos orejas en el supuesto de haber acertado con los aceros. En el primero anduvo muy bien, pero precisamente por eso y al ser el primer toro de la tarde, el listón a la hora de conceder los trofeos es algo más exigente que en resto de los toros. Por resumir, creo que Abellán estuvo muy digno y a la altura de la tarde, teniendo en cuenta que el cuarto toro, quinto y sexto no valieron para el triunfo.

Urdiales en su primero toro
Cerraba la feria la Corrida de Adolfo Martín con Uceda, Urdiales y Serafín Marín. La actuación del primero no merece la pena en extendernos más que esta frase. Si bien lo merecen la faena del primer toro de Urdiales. Faena de verdad, de ligar delante y llevar tempolado y con gusto hasta bien atrás. Nos dejó tres naturales que fueron de un gusto y técnica extraordinarios. Recibió como trofeo una oreja de ley, de estas que no plantean ningún tipo de dudas tanto en la petición como en la concesión. En el segundo de la tarde, sobrero del Puerto de San Lorenzo, no tuvo opciones de ningún tipo, porque el animal era un “mansurrón” el cual no se dejó pegar dos pases seguidos. Serafín Marín estuvo muy dudoso en su primer toro y eso fue apreciado por toda la plaza. Las dudas delante del toro no son las mejores aliadas, pero si encima estás delante de un Adolfo todavía son peores. En su segundo toro estuvo valiente y consiguió sacar alguna tanda interesante y recibió una justa y merecida oreja.


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